jueves, 15 de abril de 2021

Libertad o libertad


 

Asistimos atónitos al baile de máscaras en el que se ha convertido la política, más con ánimo desmovilizador que de toma activa de decisiones, y mucho menos de reflexión. Se puede entender que cada uno tire para lo suyo, si es que nos movemos en terreno de forofos y símbolos vacíos, pero es escuchar esas consignas, burradas, frases mongoloides que ni un cuñado borracho se atrevería a suscribir, e ir corriendo a revisar qué falló, en qué momento la gente decidió que la nueva cultura era la no cultura, y que sus abanderados blindarían su incorrección política, curiosamente invocando a la corrección política. Hoy es Madrid, ayer fue Cataluña, y mañana seremos los demás, lo que me lleva a pensar (fíjense ustedes) un par de cositas. La falta de garantías de las asociaciones pervertidas, camufladas tras las siglas falsas de sociedad, porque las personas no vivimos en sociedad, la creamos. La otra está implícita en varios pasajes de PRAVDA, el documental (¿documental?) que Godard filmó clandestinamente, junto al grupo Dziga Vertov, en aquella Checoslovaquia que, ilusamente, pretendió enarbolar la idea de un comunismo verdaderamente social, más tarde societario, pero que terminó siendo un desastre a la sombra del yugo anexionador soviético. En el film, fundamentalmente, hay entrevistas a pie de calle, a gente normal: ninguno era capaz de identificar en qué clase de país vivía, pero tenían meridianamente claro en cuál querrían vivir. Si en un país democrático, a usted le dan a elegir, como quien se enfrenta a un simple trilero, si prefiere la libertad u otra cosa, la que sea, es muy posible que no merezca vivir en libertad, básicamente por permitir juegos de manos en lugar de ponerlos en duda por principios.
Ustedes sabrán.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!