Lo del tema del metraje encontrado ya es una cosa como cansina, agotadora. Salen títulos como champiñones, las lágrimas caen por los párpados hinchados, embotados, sobrecargados. Es preferible una lobotomía insensata a esperar que de los árboles crezcan remedios a lo eyectado. Ustedes saben, el sobresalto por lo dramático. Habré visto 21 cosas de estas, o quizá 50, y a trozos, a vistazos. Porque sé, es el menor de los engaños, y no vale así. Ésta en concreto era NOROI, de 2005, y promete más de lo que ofrece, aunque no es detestable, sólo repetitiva. Y tiene su gracia mientras nada tiene sentido y todo se reduce a un señor gordo que graba a zumbados, vendiéndolo como "periodismo riguroso de lo oculto", para seguidamente asistir a una cadena de televisión que tiene programas con mediums y niños telekinéticos. Lo propio en Japón. Incluso hay algunas imágenes editadas, para hacerlas sentir antiguas, que no están mal, un poco descontextualizadas, pero bueno. Hasta ahí, locura controlada y el punto justo de "todo por la cara"; luego al director (al que le he visto cosas muy peores) le da por ponerse serio y ofrecer explicaciones que nadie, yo al menos, le habíamos pedido, y el mejunje se va hasta casi las dos horas. Es el problema de querer ofrecer sin tener el qué.
Yo por mi parte, sobre investigaciones paranormales y lugares recónditos con ritos ancestrales, me permito recomendarles GOKSUNG, la obra maestra del coreano Na Hong-jin.
Saludos.
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