Una agencia de casting cinematográfico. Una pareja de actrices. La mujer del productor, pensándose su divorcio tras hacer terapia. El director en crisis creativa. Y el guardia de seguridad. Un tipo que hace masajes sin que se deje la actividad laboral... Todo ello podría caber en una sitcom, o en una película coral, pero a Mike Figgis (un director al que nunca se le ha dado bien inventar) se le ocurrió que podría filmar cuatro planos secuencia de 100 minutos, e ir ensayando una especie de "montaje a tiempo real", dividiendo la pantalla en cuatro y esperar, creo yo, que ocurra un milagro. En los títulos de crédito finales se nos aclara lo que intuíamos, que la mayor parte del tiempo los actores y actrices estaban improvisando, por lo que quedaba confirmado que un guion bastante flojito se subordinaba a la acción de la forma. TIMECODE fue rodada en el año 2000, en plena fiebre del digital y las steadycam, y podía haber sido un esxperimento curioso, pero lo que cuenta es aburrido y a veces sonrojante (¿por qué todas las mujeres acaban besándose?). De salvar algo, aparte del esfuerzo de tener que seguir cuatro imágenes diferentes, sería, si acaso, la crueldad de Figgis al abandonar a actores muy limitados a mantener una coherencia sin interrupciones (especialmente sangrante lo de Salma Hayek, Jeanne Tripplehorn, Saffron Burrows o Julian Sands). Por el contrario, uno aprecia el oficio de Stellan Skarsgard o Danny Huston, menos explorados que otros con menor interés. Un experimento fallido, olvidado, y por fortuna no repetido... que yo sepa.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario