Resulta completamente imposible desligar a THEY ALL LAUGHED de la trágica historia de una de sus protagonistas, la actriz y modelo Dorothy Stratten, a cuya memoria quedó dedicada, y que sigue siendo uno de los sucesos más macabros e incomprensibles del star-system hollywoodense. Stratten, que acababa de ser portada de Playboy, fue asesinada por su novio y manager, Paul Snider, cuando le confesó su intención de abandonarlo por el propio Bogdanovich, con quien había iniciado un romance durante el rodaje. Sólo tenía veinte años. Aquello fue una conmoción terrible, y al propio Bogdanovich le costó bastante recuperarse del todo. El film, porque es de lo que hemos venido a hablar, podría enclavarse en una de esas comedias de enredo, de inequívoco trasfondo neoyorquino, donde los encuentros y desencuentros de un grupo de personajes desencadenan multitud de situaciones extrañas. Menos alocada, por ejemplo, que ¿QUÉ ME PASA, DOCTOR?, su argumento parte de la investigación paralela que una agencia de detectives realiza a dos mujeres, de las que sus maridos sospechan sendas infidelidades. La gracia está en que son los propios detectives quienes caen rendidos ante estas mujeres, por lo que el tema de la infidelidad es ahora doblemente enrevesado. Una película sobre todo coral, un poco ardua de seguir, y que mostraba por un lado a Ben Gazzara intentando conquistar a una madura Audrey Hepburn, y a John Ritter haciendo de un desastroso detective, fascinado por la bella Dorothy Stratten. En mi opinión, muchos de sus motivos, supuestamente rompedores hace cuarenta años, han quedado algo desfasados, y no me parece ni de lejos la mejor comedia de Bogdanovich, aunque tiene algunos momentos muy bien rodados, y ese aroma que desprende la Gran Manzana, tan propicio para el arquetipo de personaje zarandeado por los avatares del corazón.
Correcta película, de todas formas, y con un título que no puede ser más terriblemente irónico.
Saludos.
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