Casi nadie duda en señalar a NOISES OFF! como la gran resurrección de Peter Bogdanovich, y desde luego una de sus mejores películas, al menos por la gozosa vuelta de tuerca que le da a uno de sus géneros favoritos, en un ejercicio autorreferencial que funciona como un metrónomo. Se trata de una obra de teatro creada por Michael Frayn, en la que se recrea precisamente la preparación de una obra de teatro. Es decir, que cobra importancia suma ese "ruidos fuera", que crea una deliciosa confusión, la de no saber si lo que vemos pertenece a los ensayos o no. Al fin y al cabo, el film nos viene a decir que todo es show, o que los actores también son, además, personas. Pero lejos de embarcarnos en un sesudo estudio de metacine, Bogdanovich suelta los caballos, y mediante una compleja puesta en escena nos retrotrae a aquellas comedias de trasfondo sencillo pero complejísimo mecanismo; una sucesión de gags, siempre con las risas del público de fondo, que se van encadenando a velocidad de vértigo, ante la mirada del resignado director (un fabuloso Michael Caine), que no puede más que aceptar el desastre. Es, en el mejor sentido de la palabra, una comedia, un género complicadísimo y que por ello tiende a adoptar formas más sencillas; Bogdanovich hace el camino inverso, y complica hasta la escena más tenue. El resultado es maravilloso, como un plato de sardinas de aquí para allá...
Saludos.
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