Les pongo en situación, para que imaginen a una pareja que viaja desde España hasta Inglaterra, para dar el último adiós al hermano de ella, desaparecido en extrañas circunstancias. Les recoge la mujer del finado en un Ford Fiesta, y les lleva hasta la mansión donde vive. No hay luz por culpa de la tormenta, así que la anfitriona enciende un puñado de velas negras y les indica sus aposentos, donde no falta el mobiliario provenzal, más velas y un agujerito estratégicamente situado tras un siniestro cuadro. Nos esperan 90 minutos de señoras sin frío, varones hirsutos y alguna que otra misa negra. El artefacto se titulaba BLACK CANDLES, pero por culpa de aquello del internacionalismo se le atribuye algún título más, como LOS RITOS SEXUALES DEL DIABLO, y cosas así. Protagonizaba la por entonces popular Helga Liné (aunque intuyo que con doble de cuerpo para según qué escenas), y dirigía José Ramón Larraz con seudónimo anglófilo; aunque no le hacía mucha falta, ya que contaba con una amplia experiencia en las islas, donde comenzó con un puñado de interesantes films de explotación a finales de los sesenta. Esto es una rareza de las del destape tardío, con pocos medios y mucho entusiasmo, y con un par de escenas lo suficientemente atrevidas como para no ser desdeñada completamente. A día de hoy, no sé quién se atrevería a poner un macho cabrío (real) encima de una señorita con mirada lasciva...
Sólo la recomendaría si son extremadamente curiosos.
Saludos.
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