Es demencial cómo el paso del tiempo le haya sentado bien a un film tan en el alambre como MASK. Objeto de innumerables chanzas (en una curiosa analogía) y parodias, parece que lo sabemos todo de esta historia de superación con maquillaje extremo, sentimientos a flor de piel y costumbrismo gozón, del que le remueve las tripas oscarizadoras a Hollywood. Sin embargo, con lo que nos encontramos es con un film asombrosamente honesto, capaz de asumir su circunstancia con naturalidad, y sobreponerse a ese "elefante en la habitación" que es el personaje interpretado por Eric Stoltz. Bogdanovich logra que no estemos pendientes de ello, y sí de cómo se va construyendo la trama, basada en los anhelos de este joven con una enfermedad rarísima, que le deforma el rostro y pone en riesgo su propia vida. Ahí está su valía, en no rendirse en el empeño de los diálogos y las interpretaciones, porque también Cher está sorprendentemente contenida, y su personaje está muy lejos de cualquier madre coraje al uso. Ya digo, una película que nunca es autocomplaciente, ni se relame en ningún tipo de desgracia, por lo que jamás cae en el exhibicionismo gratuito, y termina como lo que es, una mirada a una persona extraordinaria, que en realidad sólo quería ser normal y corriente.
Saludos.
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