Stephen Daldry sigue sumido en una búsqueda de identidad galopante. Su cine, anclado en formas y soluciones pretéritas, ansía un lugar en una contemporaneidad que le ha dejado atrás hace tiempo. TOGETHER da fe de ello, y se intuye como una oportunidad perdida, un intento estimable de componer un relato sincero y arriesgado acerca de las consecuencias que la pandemia está teniendo sobre cada uno de nosotros. El escenario es ideal para un virtuoso, pero Daldry no lo es, y el titánico esfuerzo de James McAvoy y Sharon Horgan es sistemáticamente asfixiado por decisiones formales que no dejan al film respirar como lo que debería haber sido, un descenso al nihilismo conyugal cotidiano. En vez de eso, cada escupitajo verbal se ve refrendado con disculpas y arrepentimientos, en una danza de la cobardía que no tiene otro sentido que no sea el de no escandalizar más que lo preciso. Una lástima, porque hay momentos de brillantez dramática, con dos actores dándose réplica con gran naturalidad, pero insisto, aquí falla el riesgo, la falta del mismo, desde la dirección. Y en una película con dos actores y escenario único, no sirve hablar de falta de medios.
Saludos.
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