Da la impresión de que THE GUILTY, más que un remake, parece una asunción, o absorción, dispersando gran parte de la intención original (de la película original), y llevando su intrincado guion hasta esferas más confortables. Todo sea por mantener a buen recaudo una moralidad tan difícil de desambiguar, obteniendo el efecto contrario y haciendo que ésta sea una película completamente diferente. Comenzaríamos por decir que hasta el famoso giro de guion, más o menos a los tres cuartos de hora, el suspense en off funciona, gracias sobre todo al portentoso esfuerzo de Jake Gyllenhaal, capaz de sostener por sí solo un guion, insisto, que se va disolviendo por mera incapacidad de adentrarse en cada uno de los puntos oscuros que va proponiendo. Con el telón de fondo de un monstruoso incendio en la ciudad de Los Angeles, tenemos el espacio único de una centralita de emergencias, donde Joe ha sido destinado mientras se resuelve un juicio que determinará su inocencia o culpabilidad, a raíz de un suceso del que vamos sabiendo poco a poco. Su vida pende de un hilo, lleva seis meses separado, y tampoco ve a su hija desde entonces. Al recibir una llamada desesperada, una mujer le dice que ha sido secuestrada por su propio marido, y que sus dos hijos se han quedado solos. Sin desvelar nada más, sí es necesario indicar que Antoine Fuqua (y sobre todo el guion adaptado por Nic Pizzolatto) patina en cuanto el misterio queda resuelto, y todo se reduce a la habilidad interpretativa de su protagonista, que no es suficiente para que este film logre elevarse de una media que es la que le corresponde, ni más ni menos. El final, estirado innecesariamente, termina por desinflar este film que se queda en eso, una adaptación para hacer caja.
Saludos.
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