domingo, 14 de julio de 2024

Rincón del freak #607: Malincheando al troll en terreno de fideos y posturas


 

Un poco de actualidad, que hase musha caló. Estimula ver a un desencajado Nacho Cano con un montón de jovencitos comprados (nunca mejor dicho) a las espaldas, hablando de cunetas (quién lo diría) y poniendo de manifiesto que la letra del "blues del esclavo" (búsquenla) era cosa suya, porque el hermano era más de óperas lunares. Se basa este desdichado en una máxima no escrita que dice: cualquier cosa vale con dinero ajeno. Curiosa filosofía para quienes defienden a capa y puñal lo del individuo por encima de su razón social, que le quedaba bien a Cioran o a Debord, pero queda raro en un tipo que resignificó aquello de las "manos blancas", mientras correteaba alocado y guitarra desenchufada en mano entre los familiares de un político asesinado, y luego subía a duras penas (búsquenlo también) a un escenario repleto de señoritas en tanga. Esto fue así, y ahora no ha cambiado. Que la desvergüenza es un hecho aceptado y coreado es un krispis con leche desnatada, pero nos encanta que de vez en cuando los cadáveres abandonen sus jaulitas de oro (o platino) y se desgañiten convenciéndonos de que son unos perseguidos, galimateando el proverbio brechtiano, porque "ellos" pensaban que la poli sólo detenía a los "otros"... Como diría el pequeño gran hombre: "Ay, Nacho, Nachito, Nachete"...
Non ti preoccupare, porque no nos olvidamos del séptimo arte, y hoy traemos una joya de esas que permanecían injustamente olvidadas (como una canción titulada "focas"), pero que ya se está tardando en remaquetear, sea al Oeste del Este, o donde sea. SENGOKU JIEITAI, que en cines de verano se intituló ECLIPSE EN EL TIEMPO, es una ida de olla maravillosa de 1979, en la que se narraba cómo un batallón entero de militares se veía transportado nada menos que a la era feudal, donde se encontraban cara a cara con un shogunato repleto de samuráis, geishas y cuencos de arroz. Atendiendo a la desmesura nipona, estamos ante dos horas y media de soldados respondiendo con ametralladoras a arqueros, y duelos a espada que se resuelven por la fuerza de las pistolas. La película, con algunos problemas de ritmo, se crece en su tramo final, cuando el director se pone en modo Kurosawa y empieza a filmar banderines en panorámico, mientras un helicóptero aparece en lo alto, como si el director de RAN se hubiese fusionado con el Coppola que filmó otra cosita ese mismo año. 
Es excesiva, desmesurada, impúdica y por momentos alucinada... Como un teclista a dos manos invocando ayudas comunitarias, que para eso somos todos hermanos...
Y para acabar, espero que en el momento que este escrito salga a la luz (y si no me han venido a detener) seamos campeones de Europa, ya que, como habrán intuido, el tecleo se efectuó algunas jornadas antes...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!