Yendo un poco a la desesperada de un obituario a otro, me enteré del fallecimiento de Robert Towne, guionista fundamental, absoluto renovador del clasicismo en la escritura del New Hollywood, y creador de algunos de los textos más perfectos de un cine que personalmente echo tanto de menos. Como un extraño puente no deseado, Towne tuvo algunas incursiones en la dirección, como WITHOUT LIMITS, de 1998, donde se ponía al frente del discutible biopic sobre la corta vida del legendario fondista Steve Prefontaine, que murió con 24 años en un absurdo accidente de tráfico, dejando nada menos que siete records nacionales. Lo protagonizaba el nunca bien ponderado Billy Crudup, en uno de sus primeros papeles protagonistas, y lo secundaba, cómo no, un estupendo Donald Sutherland, que llegó a estar nominado aquel año al Globo de Oro. Buen film, intenso film, con escenas de carreras bastante bien filmadas, pero al que le pesa un exceso de contención, que la deja en una hagiografía más o menos solvente, pero que ha quedado olvidada como ejemplo de ese cine deportivo que no logra, paradójicamente, superar su propia marca.
Saludos.
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