Como un parto, o casi. Más de nueve meses destripando el festival de Sitges, que para eso el señor Salas ha dispuesto un cartel inacabable, más propio de una programación anual que de los pocos días en los que queda patente que priman los intereses comerciales que los puramente artísticos. Creo que es hora de ir a otra cosa, atestiguando esa máxima que nos viene a decir que para encontrar algo de oro hay que cribar mucha mi... arena. Sea como fuere, he logrado no encadenar un año con otro, que ya sería el remate, y pulsar el "pause" con uno de los platos fuertes de esta edición, aunque ya puedo decir que ni el mejor, ni el segundo, ni el tercero. Aun así, me queda claro que LATE NIGHT WITH THE DEVIL es un fenomenal ejercicio de estilo, con un guion no tan bueno como su galardón indica, pero sí una excepcional puesta en escena (al menos mientras aún no nos hemos acostumbrado a ella) y un actor superlativo, David Dastmalchian, que nuevamente me parece un pelín desaprovechado. Saldadas las (pocas) cuentas, estamos ante un film epatante, al que no le importa mostrar sus cartas, puesto que ello forma parte de la siniestra función preparada por los hermanos Cairnes, de quienes pude ver su lejano segundo trabajo, la correcta SCARE CAMPAIGN. Aquí, invisten el relato de terror con el cansinismo de un found footage que afortunadamente es anecdótico, y sólo sirve para dar la impresión de que asistimos a la emisión en directo de uno de esos "late nights" en los años setenta. No les desvelaré mucho de su impactante trama, pero sí he de señalar que el film se maneja mejor en la construcción que en la ejecución, y al menos culmina un final medianamente original, fiel al trampantojo que constituye todo su argumento. Una película de terror que utiliza los elementos de otra época para erigirse como una de las propuestas más interesantes de los últimos tiempos, que no es mucho ni poco, sino un toque de atención a la peligrosa deriva de eso del "terror elevado".
Y dentro de nada ya saben...
Saludos.
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