sábado, 13 de noviembre de 2021

El gran desapercibido


 

Hace unos días desapareció Dean Stockwell, uno de esos grandes actores, rostro intergeneracional, que nunca llegó a ser una estrella rutilante, pero cuya presencia mejoraba sistemáticamente cada película en la que aparecía. Stockwell comenzó en esto del cine nada menos que en 1948, y fue uno de los actores infantiles más importantes de todos los tiempos; pero lejos de quemarse en las habituales adulaciones, fue cimentando una carrera vasta y longeva, que ha durado hasta hace apenas siete años. Siempre será ese poderoso fantasma que interpretaba a Roy Orbison en BLUE VELVET, porque pocos actores lograban que una intervención tan breve fuese tan definitiva para un film. Hoy lo recordamos porque creo que se lo merece sinceramente, y porque la Academia, tan injusta como siempre, nunca le dio un solo reconocimiento; apenas la nominación que obtuvo en 1988 por una comedieta simpaticota de Jonathan Demme, MARRIED TO THE MOB. Incluso en un film tan avejentado como ese, con un Demme pegando la cámara al rostro de Michelle Pfeiffer para que no se noten las carencias que siempre tuvo, y con un tono general que remite directamente a cualquier teleserie con risas enlatadas. Incluso ahí, Stockwell era capaz de construir un personaje ajustado a su medida, un mafioso que se escurría de este guion inocuo, para manifestarse como un tipo mordaz y amoral, de los que va por la vida exprimiendo la de los demás. No, no es una gran película, pero al menos valió esa única nominación.
Inmortal para siempre.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!