viernes, 19 de noviembre de 2021

Cuando el dinosaurio ya se ha ido


 

Las primeras películas, las óperas primas, suelen tener un componente del que es difícil desquitarse, sobre todo cuando se está muy seguro de que lo que el director se trae entre manos está totalmente controlado y asumido. Puede llamarse mal de alturas, o presunción injustificada, aunque coloquialmente podríamos dejarlo en simple inexperiencia. Carlson Young, joven intérprete, presentó en Sitges THE BLAZING WORLD, un irregular cuentecito onírico, con un pie en la Alicia de Carroll y otro en el surrealismo de Tarsem Singh (¿alguien se acuerda de este señor?). Colección de estampas más o menos imaginativas en lo visual, termina siendo devorada por la cotidianidad adocenada de su premisa argumental, más que trillada y superada por lo poco desarrollado del guion. Apenas sobresale la inquietante presencia de Udo Kier, o una banda sonora curiosa, aunque con excesivos guiños a Herrmann. Una película menos valiente de lo que parece, y que al final, efectivamente, y como suele ocurrir con jóvenes directores, muestra la red de seguridad, por lo que todo el espectáculo visual resuena como un brillante cascarón vacío.
Con un guion bien hilvanado habría sido un muy buen debut.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!