El término "terrorífico" obtiene en nuestro idioma, felizmente, dos acepciones mayoritarias. Una alude a la condición de aterrorizar, hacernos pasar un mal rato de la manera en que un homínido puede hacerlo con otro de su especie. Cierto que hay terrores de toda índole, pero no hay espacio ni ganas de hacer hueco. La otra acepción, curiosamente, nos habla de lo disgustante contenido en una desgana cualitativa acuciante. Es el caso de la serie alumbrada por Greg Nicotero (el de TWD) para Shudder, en la que se atrevía a ampliar la mitología contenida en aquella frikada maravillosa que se sacaron de la manga dos grandes como Stephen King y George A. Romero. CREEPSHOW (la serie, 4 temporadas) es irregular a más no poder, alternando la bazofia pseudoamateur con el guiño del ultrafan, y, las menos de las veces, algún fugaz destello de genialidad (tan fugaz, que sólo lo he visto en el primer capítulo de la T4). Una recomendación tan solo: si son admiradores de la película original, como es mi caso, sólo ahórrensela, ya me lo agradecen otro día...
Saludos.
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