Vaya por delante que me gusta mucho el cine de Alexander Payne, su tiempo aferrado a la normalidad, sus golpes inesperados, la sensibilidad con la que acomete temas escabrosos sin caer en el exhibicionismo. Una vez dicho eso, no es THE HOLDOVERS su mejor película ni mucho menos, y sí su película más neutralizada (si me permiten el calificativo). Payne quiere zambullirse en la comedia dramática sin omitir uno solo de sus resortes, pero huyendo del plano fácil, cualquier cosa que haga creíbles a unos personajes que, desgraciadamente, sólo obtienen credibilidad de sus múltiples zarandeos, demasiados en tan poco tiempo. Esta historia de aprendizajes y camaraderías improbables tiene un pie en EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS y otro en EL CLUB DE LOS CINCO, pero termina con los desplazamientos emocionales de ENTRE COPAS o NEBRASKA, al menos en sus mejores momentos, casi todos provenientes de la habilidad sobrenatural del director para invitarnos a habitar el frame, pervirtiendo la experiencia del espectador en la constancia de "haber estado allí". Esa familiaridad (dificilísima de conseguir, por otra parte) se beneficia de tres interpretaciones imponentes, dinámicas pero autónomas, con un excelente Paul Giamatti (la estatuilla debería ser para él) y dos compañeros inesperados pero igualmente brillantes, como son el joven Dominic Sessa y una maravillosa Da'Vine Joy Randolph, que también podría alzarse con el premio. Bonita, agridulce, serena, madura, y también un pelín estrafalaria cuando el guion de David Hemingson muestra cuáles son sus referentes, y aquí hay muchos.
Se supone que no va a ganar, pero ahí lo dejo...
Saludos.
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