STOPMOTION es una película muy rara que se vio en Sitges, obra de un virtuoso técnico en esta técnica de animación, poseedor de una larga filmografía que comienza nada menos que a mediados de los noventa, compuesta de cortos y mediometrajes en los que usa la misma técnica que compone el corpus de su primer largo, digamos "convencional". La historia está bien planteada, y su enfermiza premisa promete un relato de horror psicológico, ahondando en el desequilibrio mental de una joven, hija y ayudante de una eminencia del stop-motion, que sufre una enfermedad que no le permite usar las manos. La primera parte del film, la mejor escrita, se centra en la tensa relación entre la madre, autoritaria hasta lo despótico, y la hija, sumisa y apocada a su sombra, pero acumulando un rencor que está por estallar. Esto ocurre en la segunda mitad, que intenta otorgar una explicación al comportamiento errático de su protagonista, una vez la madre es hospitalizada, y decide continuar por su cuenta con el proyecto interrumpido, llevándonos a un estado alucinatorio, en el que la realidad queda contaminada por las propias marionetas, que conforman un escenario pesadillesco. Curioso, porque lo tiene todo para triunfar en su propia perturbación formal, pero el montante es un film tedioso, farragoso y, aún peor, predecible. Ganó el premio especial del jurado.
Me la esperaba mejor.
Saludos.
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