Antes que nada, prometo que la elección del 8 de Marzo para hablar de POOR THINGS es totalmente casual, aunque podría no haberlo sido. Se acerca Yorgos Lanthimos a un feminismo con mirada de hombre, incapaz de mirar con valentía la feminidad, y por tanto dar mil rodeos y orquestar cien arabescos más para esbozar cuatro renglones de una simpleza abrumadora. Esta película quiere ir al hueso en su discurso, pero con el único arma de la reiteración, a modo de carrusel, de ideas que caben apenas en un tweet ¿O no se ansía eso mismo desde la decisión de que la emancipación sólo es posible desde el olvido y la negación del yo? Pírrica victoria en ese aspecto, pero también deberíamos hablar de las sensaciones encontradas, por lo del "autor" que en otros tiempos (tampoco tan lejanos) extraía un exuberante discurso desde el desecado de las formas, reduciéndolas a iconos parlantes y casi automatizados. Algo de eso hay en la primera mitad de este híbrido entre "El moderno Prometeo", "Cándido" o el "Gordon Pym", al menos mientras Emma Stone aguanta en modo marioneta borracha. El problema es que Lanthimos no sabe parar, o se gusta demasiado, y alarga el exiguo motivo principal en pertrechos que convierten su desmesurado metraje en exasperante. Justo hasta un desenlace directamente sincopado y de montaje velocípedo.
Ahora el "ejem" ¿Qué hace entonces que POOR THINGS no sea una mala película? Supongo, creo o afirmo que la ingenuidad con la que se lanza en pos de enarbolar un discurso pretendidamente profundo, para lo que emplea un crocanti de imágenes deliciosas en su composición diamétrica, pero fallidas en cuanto esperan expresar algo por sí mismas. Curioso, porque el único propósito de Bella Baxter es ése, decir algo aunque no quiera decir nada.
Me temo que puede ganar, y por partida doble... o triple...
Saludos.
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