Con REIGN OF ASSASSINS, John Woo volvía en 2010 a rodar en su continente, tras exportar su talento a Hollywood; y lo hacía con un wuxia bastante particular, que a su impecable ejercicio de estilo sumaba un imaginativo argumento repleto de referencias mitológicas, además de algunos ramalazos cómicos que me han recordado algunos títulos míticos del exploitation de artes marciales. El problema, sin embargo, siempre está en el contexto, haciendo poco legibles algunas líneas que supongo fundamentales, pero que a ojos occidentales parecen cursis y relamidos. Sólo la recomendaría para muy adeptos de este género, pero son dos horas muy entretenidas, y que albergan pócimas mágicas, cuerdas infinitas y espadas flexibles. Ahí es nada.
Saludos.
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