martes, 27 de diciembre de 2022

Soñar, ensoñar, encantar o engañar


 

Sé que es meterse en una dirección que contraviene la creación misma, quedarse en el confort de los lugares comunes más maniqueos. Pero voy con ello ¿Qué diablos pretende contar ENCANTO? No digo la historia en sí, porque entiendo el contexto de estar ante Disney en todo su esplendor geométrico. No, me refiero a qué sentido tiene desnortarse acerca de una excentricidad bienintencionada, para seguidamente contar la enésima historia repleta de "clichés del manual del guionista torpón". Y resumo: una familia, endogámica pero feliz, escondida pero aun así espídica, sin obligaciones mundanobreras pero con una saludable predisposición a la comprensión con el desfavorecido, canta y baila y va a sitios y cuenta historias y abre mucho los ojos y sonríe y se preocupa cuando ya no hay música sonando y los animales no les muerden y Disney en lavativa. Es así. Creo que Disney, la factoría, desecha más de lo que acepta; o deberíamos decir "censura". Como fórmula funciona desde hace décadas, e incluso es cosa aceptada hoy día que el flogoprofénico de turno, en su también perfectamente medida incorrección política, abrace las coreografías de herbolario, la moral de beatilla o esguince de tener que tomar la píldora con azúcar, en lugar de un farlopazo...
Estoy aturdido y no sé qué carajo cuenta ENCANTO, pero sé qué a García Márquez le habría resultado simpática...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!