Más que mala, HELLRAISER IV: BLOODLINE es absurda. Supongo que a alguien le parecería una idea cojonuda llevarse a los cenobitas al espacio, que puede tener su gracia, pero es que encima hay un interludio en pleno siglo XVIII, donde hay una explicación lamentable al origen del cubo de marras y su fabricación a manos de un maestro juguetero. De repente estamos en el presente, o en el futuro... no sé. Y conjugar unas líneas temporales tan dispersas, en manos tan torpes se convierte en un batiburrillo que podría ser como una mezcla entre ALIEN y HALLOWEEN, pero en cutre. Tiene algunas ideas interesantes, pero están tan pobremente desarrolladas que parece un chiste tomársela mínimamente en serio. Debería haber acabado aquí, pero como la franquicia seguía vendiendo en el formato doméstico, aún nos quedarían más cosas por delante, y me atrevo a decir que peores.
Te puedes echar unas risas, pero sólo si la consideramos como una comedia involuntaria.
Saludos.
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