martes, 3 de mayo de 2022

Pater


 

Los abrazos entre padre e hijo nunca son fáciles. Guardan esa incomodidad de la desubicación, como si faltara un ritmo último para completar la melodía. Y eso que puede que el único abrazo sincero en tu puñetera vida sólo te lo pueda dar tu padre, mientras ambos pensáis qué os ha llevado hasta ahí. No iba a ser justo que un gran actor como Juan Diego se marchase de este mundo sin haber ganado un Goya como actor principal, y ahí, en 2006, le llegó el papel de VETE DE MÍ, una historia que parece fácil de contar, pero envenenada de principio a fin. Y ahora, con la perspectiva, se entiende mejor el diabólico guion escrito por dos jóvenes autores, como Víctor García León y Jonás Trueba, que le imprime su habitual calma urgente, sobre todo en el demoledor desenlace. Es una historia sobre padres e hijos que no se conocen, y que tampoco parecen tener mucho interés en hacerlo. Lo humano, lo indescifrable, es saber que será inevitable que esta refracción termine en fusión; o mejor, que la única reconciliación posible llegue tras el reconocimiento mutuo, de que ni uno supo ser padre, ni el otro sabía ser hijo. Es, de todas formas, y por encima de todo ello, una lección de modulación interpretativa de un maestro que era capaz de pasar del sarcasmo cómico a un patetismo de viejo animal herido. 
Es una película que merece verse, y con la que muchos vamos a ver un reflejo nada cómodo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!