miércoles, 13 de diciembre de 2023

Raoul Walsh. Escribir la Historia #61


 

Ya es chocante encontrarse con Alan Ladd atildado con el mismo atuendo que lo encumbró, sólo un año antes, en RAÍCES PROFUNDAS, lo que nos demuestra que los oportunismos en el cine han existido toda la vida de dios. Lo es aún más ver que Ladd es en realidad un policía montada del Canadá, invirtiendo en su transformación el tiempo necesario para impresionar a una Shelley Winters con ese aire que tenía entre descocada y melancólica, huyendo por la frontera del hermano de su difunto marido, de cuya muerte la acusan de aquella manera. Ladd es el héroe díscolo, amigo de los indios y poco dado a la ortodoxia castrense, pero cuya eficacia le hace imprescindible en un terreno especialmente complicado. A grandes rasgos, esto es SASKATCHEWAN, nombre del fuerte alredededor del que gira la trama, no demasiado bien escrita por Gil Doud, que se dispersa entre tantos frentes abiertos, y cuya vocación parece más la de invocar los iconos (Gary Cooper, el propio Alan Ladd), que reforzar las claves de un western en el que hasta los indios pegan poco. Por compensar, está la anécdota de poder escuchar una de las primeras partituras importantes de Henry Mancini en el cine, tutelado por el inefable Joseph Gershenson.
No es, ni mucho menos, el mejor western de Raoul Walsh, pero entretiene sin pretensiones.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!