miércoles, 11 de agosto de 2021

Películas para desengancharse #98


 

Uno ve, recuerda perplejo, la sensación que tuvo cuando vio por primera vez AFTER HOURS, esa película cuyo bochornoso título en español puede llevar al mayor de los equívocos, tan sólo para toparse con una de las mejores y más personales películas de Martin Scorsese, y justo en uno de sus momentos reativos más delicados. Era 1985, y Scorsese venía de ser el gran renovador de un Hollywood más centrado en la autonomía del director/autor, y firmar tres o cuatro obras maestras casi sin despeinarse. Pero había algo que todavía se le resistía, y que el tiempo ha demostrado que es una de sus grandes señas de identidad. Scorsese quería filmar una comedia enloquecida, muy en la línea de las screwball comedies de los años cuarenta, pero sin olvidar que lo que hacía únicas a esas películas era su carácter rompedor e innovador, apostando por la modernidad como estilo. Desde el sutil arranque, vemos a Paul (un glorioso common man interpretado por Griffin Dunne) en su aburrido puesto de trabajo, yendo a su aburrido apartamento de soltero, y pugnando por tratar de que todos los días no sean iguales. Sin embargo, mientras lee a Henry Miller en una cafetería, una chica lo invita a saltarse su rutina e ir a visitarla una noche al Soho, donde comparte un loft con una excéntrica escultora. A partir de que el billete de 20 dólares con el que pensaba pagar el taxi vuela por la ventanilla (¡a ritmo de flamenco!), esa noche va a ser la más extraña y delirante de su vida. Como si de un triángulo de las Bermudas se tratara. volver a casa le va a resultar imposible, mientras conoce una fauna indescriptible, gente que ha hecho de la falta de normalidad su vida, y que contrastan fieramente con este simple empleado, que se ve tan atraído como repelido por lo que esa noche en el downtown contiene. Repleta de inventiva, las soluciones visuales de Scorsese nunca son gratuitas, sino que buscan, por encima de todo, ese encadenado de una sola noche, en la que cualquier cosa es posible, lo mejor y lo peor también.
Véanla, y entenderán de dónde partió la segunda gran época de este director irrepetible.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!