miércoles, 25 de agosto de 2021

El lienzo y la alambrada


 

Convergen muchas cosas en una película tan aglutinadora como es JOSEP, mirada piadosa y un poco culpable de un francés hacia donde Francia casi nunca ha querido mirar. En Francia hubo campos de concentración, y los manejaban franceses, y allí eran llevados los españoles que huían del franquismo en el 39. JOSEP narra, sin regodeos ni golpes de pecho, ese día a día de barrizales, perros descuartizados para comer y gendarmes fascinados con la idea de reprimir a alguien que huye de la represión. También se nos narra la solidaridad entre compatriotas, y la hermosa amistad que surge entre un dibujante catalán y un gendarme al que le repugnan los traros inhumanos que es obligado a aplicar. También hay tiempo para las canciones (sutilmente entonadas por Silvia Pérez Cruz), los sorteos para encamarse, los chuscos compartidos bajo la incesante lluvia, o la ensoñación del dibujante (que sobrevive gracias a sus mundos imaginarios) con el cálido México de Frida Kahlo. Dirige el historietista Aurel, que prescinde de la verosimilitud del digital, y prefiere establecer la expresividad adusta de un boceto a carboncillo. No es ninguna obra maestra, porque su relato es modesto y breve, pero es francamente interesante tener la oportunidad de confrontar sensibilidades que a lo mejor no imaginábamos tan diferentes. El ejercicio de Aurel es, por ello, doblemente estimulante.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!