viernes, 11 de febrero de 2022

El cinéfilo ilustrado #4


 

Hoy día quizá la brecha no sea tan insalvable, pero parecería una temeridad trasladar los códigos europeos al corazón del cine americano. Hollywood se ha cuidado mucho de que fuese a "ellos" a quienes todo el mundo deseara copiar, y no al revés. Por ello, THE LAST PICTURE SHOW, más que una película, fue una deflagración en la viga maestra de una industria carcomida y destinada a desaparecer y encaminarse a otro modelo de producción. Con 32 años, Peter Bogdanovich logró el más difícil todavía, poner de acuerdo a crítica, público y Academia, llegando a tener ocho nominaciones, de las que se llevó el de ambos (y merecidos) intérpretes secundarios. La película, ambientada en un polvoriento y desolado pueblito del medio Oeste, es un insólito cruce entre el último western fordiano y los saltos de eje de Godard; la jovial ironía de Hawks y el testimonio del desastre de Truffaut. En definitiva, un vaso comunicante entre el cine clásico norteamericano y la reciente irrupción de la nouvelle vague, para narrar el enésimo fin de la inocencia, con tanto amor por sus personajes como mala baba al dejarlos "solos ante el peligro". En esencia, se parece más a las obsesiones lynchianas que a un melodrama coral, pero tiene mucho de ambas cosas. Todos los personajes aspiran a un poco de felicidad en un espacio opresivo e hipócrita, aunque algunos sólo pueden recordar cómo era eso, y otros se preguntan por qué lo que supuestamente debería hacerles felices les duele tanto. Es un poema sobre el fin de la inocencia, del cine como única escapatoria de la que salir indemne, o de la imposibilidad de ver a los demás como nos gustaría que nos viesen a nosotros.
Es una maravilla por la que no pasa el tiempo, con un elenco irrepetible (aquí se dio a conocer, por ejemplo, Jeff Bridges) y algunas de las estampas más icónicas de un cine que ya no quería ser icónico, porque su leyenda se imprimía de otra forma...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!