Hay que tenerlos cuadrados para aprovechar todo un crisol de posibilidades con el único fin de abarcar la mayor cuota de pantalla posible. Está pasando con demasiada frecuencia, y creo que se confunde el debate al desplazarlo hacia cuestiones que nada tienen que ver con lo cinematográfico. Es como si los responsables de una película (llámense director, productores, distribuidores) enmarcaran la visión de negocio en el "contento" de ciertos espectadores. Saben de qué hablo. De lo políticamente correcto, de la representatividad, de una reivindicación que no es tal, porque sólo se deja a la ocupación de la imagen como "cosa visible", mientras margina el discurso, que se banaliza en función de una justicia social que al menos a mí me resulta confusa, o peor, empalagosa. BLACK AS NIGHT es una tontería, y está milimétricamente dirigida a dos tipos de público: los jóvenes que buscan diversión sin quebraderos, y la comunidad negra. Ahí veo lo complicado, en explicar el porqué de que una comedia romántica adolescente, por mucho que se la revista de un terror vampírico simplemente risible, parezca un descarte de "Treme" (esa fantástica serie), pero no indague con rigor en esa premisa tan fascinante que es la metamorfosis de Nueva Orleans tras el desatre del Katrina. Y me parece que estoy siendo benévolo, porque podría haberlo zanjado diciendo que no es más que un aburrimiento previsible.
Saludos.
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