Hay películas que no son más que una anécdota demasiado alargada. Suele pasar cuando, en vez de un guion, no se cuenta más que con un brainstorming de clichés tan asustadizos de su propia eficacia como adulterados artificialmente. Le pasa a KATE, una nueva vuelta de tuerca sobre el asunto de las chiquillas que son adiestradas para ser asesinas infalibles; y es que lo que debería ser un argumento bizarro, hoy día es una excusa gastada. Y resumo: esta asesina tiene que matar a un jefe de la yakuza, pero es envenenada con polonio por un mindundi. Se pega toda la película medicándose y tambaleándose, porque dicha sustancia es altamente radiactiva y probablemente no le queden más de 24 horas de vida. 24 horas que ella empleará en seguir buscando al jefazo para matarlo, hacerse amiga de una niñata japonesa insoportable y enfadarse porque no encuentra su refresco de limón favorito. Todo con música soleme, con mucho neón y gangsters japoneses que no dan mal rollo, sino mucha penica por lo fácil que se les mata. En fin, una tontería sin pies ni cabeza, ni inventiva, ni nada de nada.
Se hacen un favor si no la ven.
Saludos.
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