jueves, 20 de junio de 2019
Repugnante confort
En 1970, Buñuel hace suya la inmortal novela de Galdós, TRISTANA, llevándola a su imaginario personal, transformándola en un artefacto completamente nuevo y poniendo del revés, una vez más, a la forma de hacer cine en nuestro país, que no es poca cosa. Buñuel sitúa la historia en los primeros años veinte, casi cuatro décadas después, para trazar un preciso mapa de la España mugrienta, artrítica y beata de una ciudad de provincias, en cuyas despellejadas fachadas se espejea la desfasada figura de Don Lope (impresionante, conmovedor Fernando Rey), un viejo caballero que vive de no se sabe qué rentas y al que cuida su inseparable Saturna (Lola Gaos). De repente, el mundo inamovible de Don Lope queda trastocado para siempre al tener que hacerse cargo de su joven sobrina Tristana (tremendísima Catherine Deneuve), de la que pronto queda prendado y con la que inicia una tormentosa relación que él mismo declara como de "marido y padre", al mismo tiempo. No sé qué se puede añadir hoy día a una obra tan rabiosamente intemporal, si no es la interpretación personal que cada uno va hallando en sus reveladoras imágenes. En mi opinión, se trata de otro corte de mangas, furioso y cínico, de un cineasta que se sabía repudiado en su propio país, al que siempre quiso volver una y otra vez. Buñuel amaba España tanto como la odiaba, como debe ser ¿Y qué otra cosa es, si no, esta TRISTANA? Se trata de amar u odiar, de someter ante la negativa de cariño, y de obtener justa venganza tras el engaño de la (imposible) reconciliación. Hay mucha significación en ese amor hediondo, de calzones orinados y aliento a picadura, y mucho simbolismo no tan desfasado. Porque siempre se pueden parchear las fachadas y suavizar los machismos, pero aquí se siguen tomando las decisiones y los destinos en inaccesibles saloncitos, donde los curas se toman el chocolate caliente de los herejes...
Obra maestra.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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