Tres años después, alguien (los Zanuck, cómo no) creyó que era una buena idea volver del planeta Antares a por unos huevecillos que se habían quedado desperdigados por el océano. De paso, podía pasar que los simpáticos abueletes pasaran a saludar, marcarse un partido de baloncesto o hasta quedarse preñados. Lo que oyen, porque COCOON: THE RETURN no tenía maldito el sentido, excepto coger imágenes literales de la primera o dar carta de presentación a Courteney Cox, unos cuantos años antes de aquella serie tan famosa. Esta secuela se hizo por el vil metal, ni más ni menos, y dilapidaba cualquier acierto de su predecesora, como si estuviésemos en un capítulo de "El equipo A" alargado hasta las dos horas, con menos gracia y peores efectos especiales. Y de ésta sí que no guardaba ningún recuerdo de haberla visto, por lo que la sensación de estupor ha sido aún mayor.
Y cierro esto con una reflexión a vuelapluma: ¿Irte a la vida eterna con ochenta años?... No sé yo, eh...
Saludos.
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