Hay una intención muy clara en una película como M3GAN, que ha puesto a la Blumhouse en la punta de lanza de las producciones de terror, y no tiene nada que ver con grandes innovaciones técnicas ni ingeniosos giros de guion. En lo primero se impone el oficio del australiano Gerard Johnstone, de incipiente carrera; mientras que el guion ideado por James Wan y Akela Cooper prescinde del elemento sorpresa, estructurando un relato que funciona por los lugares comunes y el buen uso que hace de ellos. El robot que le da nombre encarna a la perfección el sempiterno dilema de la "rebelión de las máquinas", con la apariencia de una inocente muñequita, que progresivamente se va tornando más amenazante. No hay ningún problema en desvelar las intenciones, y eso sirve para agilizar la propuesta y no quedarse en el enésimo calco del "imaginario Brooker", del que extrae conceptos interesantes, pero huyendo de cualquier pretensión pedante. En definitiva, un film bien hecho, que no engaña a nadie, y que no se sonroja enarbolando aquello del entretenimiento consciente... Un poco como su protagonista, por supuesto.
Saludos.
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