Dicho de una sola vez, MASCULIN FÉMININ es una de las mejores películas de Godard, e incluso, vista hoy, su vigencia es tal que no ha hecho más que aumentar hasta que no queda más remedio que considerarla como una obra maestra. Y no se sabe si se usa la cultura pop para hablar de la revolución socialista, o es al revés; y no me atrevo a discernir si el discurso de Godard es machista o feminista, tan poco acostumbrados estamos a ver películas donde los roles son aceptados y autoconscientes. Ahora bien, sea historia de amor (libre o del otro), panfleto anticapitalista, tratado estético o simple crónica de su tiempo, hay una pulsión que pugna por estallar en cualquier momento, y que casi parece un deslumbrante adelanto del Alexandre que Eustache desparramaría sólo siete años después. Éste, Paul, es más joven, y por tanto más inocente, y por tanto menos ácrata, y por tanto más idealista. En esa terrible incertidumbre, mientras el París helado y ruidoso lo consume y aturde, otro zarandeo le sucede, incluso poniendo a prueba unas convicciones que todos sabemos (ahora) que no tardarían en desaparecer o, peor, transformarse en metonimia fútil. Da igual, no importa, porque lo que Godard nos hace comprender es que sólo podemos tener conciencia sin llevarla a cabo con nosotros mismos.
Obra maestra absoluta.
Saludos.
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