THE WOLF OF SNOW HOLLOW es, puede que sea, la película más curiosa que veamos esta temporada. Y eso casi sin pretenderlo, o cayendo en picado hacia un inexplicable suicidio formal, extrañísimo, sobre todo porque acaba siendo una película, aun con sus imperfecciones o excesos, francamente redonda. Bien resuelta, que ya es complicado encontrar eso en el cine de hoy día. Es tal la amalgama de géneros (en una duración que no llega a la hora y media), que se tiene la sensación de que todo ha de ser metido con calzador y a toda prisa, pero no es así para nada. Jim Cummings, que ya sorprendió con aquella THUNDER ROAD, modula con exactitud un personaje desde el más absoluto caos, y lo dota de todo el sentido sin caer un solo cliché, cuando parece todo lo contrario. Un policía en un apartado pueblo de Utah (¿Que parece FARGO?... Vale, pues lo parece), con problemas con el alcohol e incapaz de llevar las riendas de su propia vida, ha de enfrentarse a una serie de asesinatos, a cual más cruento, y a su equipo de trabajo, que está convencido de que el autor es nada menos que un hombre lobo, a lo que él se resiste tozudamente. Con un estilo (atención) que oscila entre el terror, la comedia negra, el drama psicológico y la inmediatez de la stand up comedy, su aparente ligereza, incluso frivolidad, va desembocando en una tremenda declaración de intenciones, la del personaje en constante conflicto, sin credibilidad, y que la propia película va desentrañando con una humanidad y compasión que pocas veces ocurren en el cine de género, y puede que por eso sea tan difícil atribuirle uno en concreto. Por eso, y porque fue el último trabajo del desaparecido Robert Forster, merece la pena verla.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario