martes, 13 de octubre de 2020

El metrónomo


 

Por culpa de un programa que me permito recomendarles a todos ustedes ("Todopoderosos", lo tienen en YouTube), caí en la cuenta de que aún tenía pendiente algún film de David Fincher. Entre ellos, PANIC ROOM, que no había vuelto a ver desde su estreno, y de la que guardaba un recuerdo que oscilaba entre la intrascendencia y la apatía. Hay películas a las que merece la pena dar una segunda oportunidad, y esta me lo ha confirmado, sólo hay que saber mirar en la dirección adecuada. Tras esta revisión, me doy cuenta de que no todo en la vida es un buen guion, y que hay historias que funcionan mayormente por las sensaciones que es capaz de acumular en sus escenas. Lo importante aquí es que no hay respiro, y que precisamente es su jugueteo constante con la inverosimilitud lo que le da su fuerza, que proviene de un dominio exacto de los tiempos durante sus casi dos horas, un dato que hay que tener en cuenta, dado que se trata prácticamente de un clímax que dura más de dos tercios del total. Por supuesto que es un film hedonista, y que cada escena está aclimatada para jugar en favor de la tensión, incluso a costa de desmentir la propia psicología del reducido grupo de personajes que la componen. El resto ya lo conocen: Jodie Foster y su hija (una jovencísima Kristen Stewart) se van a vivir a una lujosa casa en Manhattan, y, sin solución de continuidad, ambas acaban pertrechadas en la habitación del pánico de marras, a consecuencia del asalto de tres hombres (Jared Leto, el cantante Dwight Yoakam, y sobre todo un estupendo Forest Whitaker), cuyo objetivo se encuentra, oh casualidad, en esa habitación. Así las cosas, sin el sentido del ritmo y la inventiva visual de Fincher, el guion de David Koepp, en otras manos, habría sido un desastre de los de época. Sin embargo, e insisto, dejando a un lado las incongruencias, que son muchas, el film funciona como un metrónomo, o una maquinaria bien engrasada, y no es poco dados los tiempos que corren. No les engaño, no es ni de lejos lo mejor que ha rodado Fincher, pero como película de suspense tiene no poco mérito.

Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!