martes, 28 de abril de 2009

O es así o así debe ser

GOMORRA es una película fascinante.
He de empezar así porque es lo que me sale del cuerpo. Y ya sé que he tardado, pero es que me ha costado lo mío asimilar un mensaje tan potente y novedoso como el que destila el film de Matteo Garrone, uno de los mejores que he visto en mucho tiempo.
Y, aparte de su calidad cinematográfica, que es inmensa, debo poner de relieve la arriesgada apuesta visual, en absoluto condicionada por vacuos efectos artificiales, diríase más bien hija bastarda de un Rossellini voraz y anárquico, como si éste hubiese orgasmado de repente con la fotografía a color. Pero lo que hace a esta película absolutamente única en su especie es el vorticiano juego de correspondencias con el que la mayoría de productos similares acaban por aburrir y sucumbir ante la gran piedra angular del género, THE GODFATHER. El problema es que, pese a hablar de lo mismo que nos llevan hablando desde hace un montón de tiempo, GOMORRA da un paso adelante y muestra la cara más vil, vergonzosa y rastrera de la mafia siciliana, la camorra. Porque no creo que haga ya tanta gracia la interminable retahíla de cobardes, escudados en su propia ponzoña de coacciones y amenazas, en vez de un padrino glamouroso y con un gran sentido de "la familia". Aquí no hay "familia" que valga, sólo dinero y más dinero, y mil y un modos de amasarlo a toda costa, como sea; tiros por la espalda, delaciones infundadas, encerronas cobardes... ¿Y cómo se describía si no a Gomorra en la biblia? Se trata ésta de una película casi perfecta por el complicado equilibrio que logra entre su propuesta visual, que permanece indeleble mucho después de verla, y su terrible y suicida denuncia de un sistema criminal centenario al que se da no sólo trato de favor de unos gobiernos asquerosamente complacientes, sino que, encima, se nos ha venido retratando como una especie de modelo a imitar.
Lo dicho: un asunto de lo más repugnante y del que aún me maravillo de que un tipo como Roberto Saviano haya tenido los COJONES de destapar.
A los que no la hayan visto, un consejo: tápense la nariz, porque toda la película es un estercolero viviente. Y aun así, uno de los retratos sobre la violencia más crudamente hermosos que he visto. MARAVILLOSA.
Saludos fascinados.

1 comentario:

Dr. Quatermass dijo...

Hola, yo la vi este fin de semana, y aunque en general me gustó quizá encontré que su estilo documental te mantiene demasiado lejos de los personajes con lo cual no acabas de empatizar con ellos. Quizá la excepción sería el notable relato del sastre, esa historia si que llega de verdad. Pero buena película y tengo pendiente el libro!.

He encontrado bastantes cosas interesantes por aquí, te enlazo, ¿ok?.

Saludos!

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!