Y nuevo repasito a los academy awards...
¿Qué le sobra y qué le falta a REVOLUTIONARY ROAD? Porque no es que fuese la mejor, ahí estaba CHANGELING, otra gran olvidada; y tampoco me parece que mereciese quitarle la nominación a THE READER, que es bastante más arriesgada. La verdad es que no sé qué pensar con esta película, porque Sam Mendes es un tipo que me descoloca; sus films, con ese cuidado aire convencional, parecen estar siempre a punto de estallar, de revelar algo bastante oscuro, algo que no quiere saberse. Y así parece en el fantástico comienzo de una película que remite en su turbadora oscuridad más a Lynch que a Haynes, con una rápida sucesión de escenas bien hiladas que nos ponen en situación instantáneamente y, sin embargo, un momento crucial en el que Mendes parece retraerse... Bueno, lo cierto es que se trata de una adaptación, así que esto tampoco es justo. En fin, se trata de una película extraña, que da la impresión de no querer poner toda la carne en el asador (si la hubiese cogido Desplechin...) pero que, a contracorriente del pacato entertainment, es capaz de dar dos o tres zarpazos de autoridad. Ahí están varios detalles, casi todos a cargo de unos tremendos secundarios, infinitamente mejores que el correcto dúo protagonista. Inquietante Kathy Bates, soberbio Michael Shannon comiéndose la pantalla. Porque si hablamos de actores, entonces el film ofrece un extraordinario ramillete de buenas interpretaciones, que vendría a ser el terreno de Mendes, hombre de teatro y curtido en las exigentes tablas británicas; ahora bien, a la hora de contar la desconcertante microhistoria de dos niñatos caprichosos que juegan durante gran parte del film con la posibilidad de abandonar su monótona vida y largarse a Europa en plan bohemio... Hombre, la cosa cambiaría si hubiese un buen motivo detrás, pero el gran lastre de la película surge justo cuando a Mendes le toca mover ficha y explicarnos qué carajo les pasa a esos dos para estar siempre tan mosqueados. Para quien no la haya visto, es recomendable si no pretendemos ver una obra maestra (que no lo es), sólo un entretenimiento de lujo con algunas pretensiones de high art (que tampoco).
Bueno, ya van quedando menos...
Saludos revolucionarios.
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