En realidad (y esto es casi un secreto a voces), también yo tengo mi corazoncito, así que hoy me voy a permitir un pequeño capricho... o quizás no. Después de todo, voy a hacer lo que hago casi cada día, comentar una película.
Lo que puede tener de extraordinario hoy es, aparte de tratarse de un film con más de diez años y una discreta aceptación en nuestro país, el nada desdeñable asunto de que uno se siente mejor persona después de ver LES ENFANTS DU MARAIS. Por cierto, no es que no me guste la traducción que se hizo aquí (LA FORTUNA DE VIVIR), pero es que me irrita que alguien cobre por algo tan absurdo como cambiarle el nombre a las cosas.
En fin, que, para quien no la haya visto, diré que se trata de ese cine galo tan desconocido y atípico; porque aquí no vamos a asistir a largas disertaciones metafísicas sobre vida-amor-muerte-destrucción-redención-filosofía-arte... No, porque, aunque pareciese lo contrario, Jean Becker nos propone, simple y llanamente, una revisión "a la francesa" del gozo berlanguiano, aunque debo matizar que sin la mordacidad del valenciano, por supuesto.
Imaginemos que encontramos, tras mucho vagar, un sitio, "el sitio", donde la felicidad y la paz se palpan y podemos sentir que la gente no anhela más que vivir en paz con los demás y echar una mano cuando se pueda. Y poco más contiene esta atípica joya del cine galo, a no ser una extensa, variada y fascinante galería de personajes siempre interactivos, nunca dispuestos a decorar; diríase que Proust hubiese descubierto la felicidad verdadera por la parte de Guermantes y hubiese tirado por la ventana cualquier rastro de melancolía.
Véanla, porque van a sentirse más felices y porque no todo va a ser torturarse. Para eso ya tenemos esta semanita. Menos mal que ya se acaba...
Saludos afortunados.
2 comentarios:
Con que se aproxime a Berlanga me basta , me la apunto, gracias por el consejo!
saludos
Otro que toma nota... ;)
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