Alguien tuvo la feliz idea de culminar esta saga con un episodio doble, que ya un leño de más de cinco horas habría sido excesivo para según qué retinas. Así, HARRY POTTER AND THE DEATHLY HALLOWS. Pt. I tiene toda la apariencia de enseñarnos el verdadero camino que quería recorrer J.K. Rowling de haber sido una escritora más dotada e imaginativa: el farragoso e incluso incómodo tránsito de la cándida niñez al descreimiento adulto. Como tampoco se cuenta con el mejor ni el más personal de los cineastas, el resultado es un film extraño y desarticulado, como hecho a empellones. Es decir, <aventura*pausa*reflexión*descubrimiento*atrevimiento[con reservas]*pausa*asombro*lágrima fácil=film preámbulo con descaro de perfume sobrevalorado>. Los personajes, como en estado de drogadicción, pasan de un pico emocional a otro, haciendo honor al tono folletinesco de toda la saga, y obteniendo apenas un par de momentos de cierto interés visual por el trabajo de un Eduardo Serra al que se le nota maniatado. Una lástima, porque el enfurruñamiento juvenílico ya no tiene sentido a estas alturas, y no puedo comprender un conservadurismo tan rancio y autolimitador. Con todo, me sorprendo a mí mismo diciendo que no está tan mal, al menos como divertimento pasajero.
Espero culminar sin sobresaltos la semana que viene...
Saludos.
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