No me cabe la menor duda de que DE USKYLDIGE (LOS INOCENTES) es una película extremadamente dificultosa de realizar, y por ello merecedora del reconocimiento a salir airosa de casi todos los charcos en los que se mete. Mención especial en Sitges, se trata del segundo largometraje del noruego Eskil Vogt, que ha tardado nada menos que siete años en finalizar, y que le confirma como un creador interesante, con un punto de vista muy original, pero con un problema insalvable para trasladar sin ambages ese riquísimo mundo interior. El reto aquí es internarnos por completo en el día a día de un grupo de niños, que pasa las vacaciones en una especie de urbanización veraniega. Desde el principio, Vogt establece una línea roja, que mal usada bordea el ridículo: sólo nos ha de interesar lo que ocurra entre los niños, mientras que el mundo de los adultos es esa "aburrida normalidad" a desechar, puesto que nos vamos a internar en un relato que combina terror y superpoderes, como suena. El director consigue el reto de que entendamos esta dualidad, al tiempo que nos retrotrae hasta nuestra propia infancia, en la que algunos nos podíamos creer capaces de volar o mover objetos. Es entonces, una vez aceptadas las reglas de esa otra realidad, cuando, con gran sutileza, va apareciendo el elemento terrorífico, proveniente de cómo estos poderes y cualidades especiales saltan por los aires en la caprichosa mente de un niño. Todo ello conforma un film que necesita más de un visionado para entender sus muchos resquicios argumentales, pero que exige una paciencia que no todo el mundo posee, y es que el ritmo es muy pausado, casi contemplativo. Ahora bien, probablemente compren los derechos y hagan el remake en Hollywood, pero apuesto lo que sea a que no serán capaces de ir tan lejos, y es que la película será lo que sea, pero tiene momentos extremadamente crueles, sólo como un niño puede serlo.
Saludos.
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