Bueno, como no todo iba a ser azúcar en el repaso/homenaje que venimos dedicando a Mario Camus, vayamos con las sombras, que las hay y bien groseras. Como aquella ocurrencia de Enrique Cerezo, mediante el que se impuso nada menos que hacer carne las andanzas del héroe de novelita creado por José Mallorquí, y que tantos veranos ha amenizado cuando la tarde se hacía siesta. Hoy día, LA VUELTA DE EL COYOTE es poco menos que un estipendio, semioculto por la tiniebla de un más que merecido ostracismo, y que no tiene defensa posible, ni siquiera como rareza o pura marcianada. Es más, la locura de Cerezo le llevó a contratar al mismo equipo para un largo (éste) y otros tres mediometrajes, como si de una miniserie de súper lujo se tratara. Aquello salió adelante, fue un fracaso en taquilla y un bochorno de crítica, y no parece probable que nadie se atreva a recoger el guante, máxime cuando han pasado 23 años y nadie la ha reivindicado. Obviando el asunto crematístico, no encuentro otro motivo por el que un director tan prestigioso, con mejores propuestas sobre la mesa, se decidiera a rodar un film tan inconsistente. Podría contarles algo del argumento, pero prefiero que la vean y se deleiten con, por ejemplo, las "dotes interpretativas" de una tal Mar Flores. Bocatto di cardinale...
Saludos.
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