Phil Tippett es un señor muy prestigioso, ha trabajado con los mejores directores en títulos fundamentales, que conforman el imaginario de cualquier cinéfilo que se precie. Experto en efectos especiales, el prestigio de Tippett no proviene de su perfeccionismo, sino de imaginar mundos donde antes no había nada, y eso es lo verdaderamente difícil. MAD GOD ha tardado en ser terminada 30 años, y podrían haber sido más, o menos, o no podría haber sido nada sin el empeño de su creador, que fue moldeando esta pesadilla en stop-motion de manera completamente artesanal, al margen de cualquier tentación industrial, y con el único apoyo de amigos, como el cineasta Alex Cox. Presentada en España en Sitges, donde la envolvía una aureola difícil de describir, casi es mejor no desvelar nada sobre ella, y esperar que la experiencia sea plena y totalmente personal. Sólo diré una cosa... o dos: Un film así sólo puede ser calificado como obra maestra, incluso si no se ha entendido nada. Y, en un momento dado, tuve unas ganas enormes de releer el "Godot", porque intuía que en sus frases estaba la banda sonora de este descenso a los infiernos de la existencia, donde no se dice una sola palabra inteligible, y donde el simbolismo retiene para nosotros una imagen virgen, dolorosa, pero exuberante de genio creativo.
No es una película, es un acontecimiento.
Saludos.
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