jueves, 2 de septiembre de 2021

Párrafo animal


 

Parece poco menos que inevitable, que una personalidad tan árida e inabordable como la de Ludwig Wittgenstein, sólo pudiera encontrar acomodo biográfico en las desnudas composiciones de Derek Jarman; todo lo demás habría sido, en palabras del propio filósofo vienés, "pomposa charlatanería". Y aun así, qué humano este WITTGENSTEIN, y qué compasivo con quien nunca tuvo compasión, sobre todo por él mismo. En un juego particularmente especular, ese pensamiento derrotado de antemano, ensimismado por la delimitación pura del lenguaje, se humaniza en una sucesión de pseudo-sketches sobre fondo negro (¿para qué desviar la atención?), y logra la difícil tarea de alinearnos con el hombre que sufre su insoportable búsqueda de la perfección sin ataduras, desde que era un niño de ideas brillantes hasta que toda brillantez le horrorizaba. No sé si han leído el Tractatus (uno de esos buques legendarios), pero lo que más sigue asustando es la facilidad con la que Wittgenstein aborda lo que para el resto de la humanidad es un acto de nigromancia intelectual; tan cotidiano como si pudiera elevarse hacia el cielo o charlar sobre la inconveniencia filosófica con un marciano ("Sólo los ajenos a mí..."). En apenas 75 minutos, Jarman realiza un ajustado acercamiento a un hombre prácticamente sin obra, pero con un puñado de líneas que asesinaban el continuismo y la miopía académica. Y aun así, el final, particularmente hermoso, concluye la imposibilidad de vivir en ese mundo de perfección absoluta, como hielo resbaladizo, pues son las imperfecciones del terreno las que nos permiten no resbalar y seguir adelante...
Probablemente, la mejor película sobre un filósofo.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!