Faltaba comprobar cómo de libremente se había inspirado el film de ayer en el de hoy, y la impresión no puede ser más tibia. Ni LE CONVOYEUR es tan buena, ni su guion resiste la comparación, lo que no deja de ser sorprendente. Hay una diferencia fundamental, y es que el protagonista no es un profesional, ni persigue el mismo objetivo; parecido sí, pero con la particularidad de partir de un suceso fortuito, lo que deja aún más en el aire sus motivaciones. Casi concebida como una radiografía de las condiciones laborales de estos conductores y guardas de furgones blindados, el guion de Boukhrief y Besnard (MADE IN FRANCE) peca de exceso de celo, incluso de verosimilitud, lo que da una narración más naturalista de lo que un film como este necesitaría para agilizar sus tramas, y de paso tapar algunos agujeros de guion demasiado groseros. Interpretada solventemente por rostros tan conocidos como el de Albert Dupontel, François Berléand o Jean Dujardin, en uno de sus primeros papeles relevantes, lo cierto es que se trata de una película que va muy a trompicones, y que sólo se desata en su tramo final.
Se puede ver, pero es comprensible que haya pasado tan desapercibida.
Saludos.
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