martes, 2 de junio de 2020
La luz fría
LIGHT OF MY LIFE es una de esas películas que desconciertan; no sabes si es muy buena o muy mala, si te has perdido algo crucial o no hay más cera de la que arde. En sí, la cosa ya empieza con el tufillo de ya visto, sobre todo si evocamos títulos recientes como THE ROAD. Esto es: estamos en un futuro cercano, apocalíptico, donde una misteriosa pandemia (cómo no) ha arrasado a las mujeres, haciendo peligrar la existencia misma de la raza humana. En realidad lo que importa no es tanto esto (aunque el contexto lo condiciones todo) como la relación padre e hija, donde el primero ha de afrontar un doble reto: cuidar a la niña, pero haciéndola pasar por un niño. No es hasta bien avanzado el relato que la cosa se complica, y el excesivo metraje se resiente de un ritmo cansino y algo contemplativo, buscando un equilibrio que no parece llegar nunca, porque Casey Affleck renuncia a toda grandilocuencia, desecando el argumento sin miedo a la pedantería. Es más un problema de absolutos, porque el dilema argumental está casi siempre fuera de campo, y los mejores momentos pertenecen a los enternecedores diálogos entre el propio Affleck y la sorprendente Anna Pniowsky, que llega a robarle varias escenas sin esfuerzo.
Puede ser un conato de western, o un drama reflexivo acerca de cuánto nos necesitamos unos a otros. En todo caso, una película que necesita algún visionado más para degustarse en su justa medida.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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