miércoles, 10 de junio de 2020
La marca de la ignominia
LA FLEUR DU MAL, de 2003, se establecía en torno a una influyente familia de provincias, con el trasfondo de unas elecciones locales, a las que se presenta la madre, política de éxito. Pero antes, concretamente en los títulos de apertura, vemos una víctima tirada en el suelo, presumiblemente un asesinato. No es casual, porque el detalle es aquí tan importante como la fina correspondencia histórica ¿Cómo? Enlazando cada personaje, cada historia personal, con el oscuro pasado colaboracionista de dicha familia; un hecho ocultado, sepultado bajo la afable apariencia de una burguesía aposentada, confiable, lo que queda de manifiesto en la ardua recolección de votos. Muchas capas, como la dudosa relación entre los primos, con la incógnita de si podrían llegar a ser incluso hermanastros, aunque lo suyo sea de lo poco verdaderamente genuino e inocente. El padre, mujeriego y amoral, aborrece a su mujer y sus ideas reformistas; y la anciana tía, de mente abierta, celebrando cada acto de libertad, es diariamente acosada por fantasmas del pasado, incapaz de librarse de ese sentimiento de culpa que casi parece un personaje más en esta película intrincada y muy inquisitiva. Uno de esos títulos de Chabrol que posiblemente mejor han resistido el paso del tiempo, ahora convertido en uno de sus últimos trabajos más interesantes.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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