martes, 15 de abril de 2014
Difícil equilibrio en constante búsqueda
Antítesis perfecta e inesperada de la muy celebrada LA GRANDE BELLEZZA, el joven director Luca Guadagnino parecía advertir de nuevas formas en el cine italiano, una cinematografía en perpetuo desafío a sus propias posibilidades tanto estéticas como semánticas. IO SONO L'AMORE se valía de una puesta en escena semejante a la usada por Sorrentino, sólo que con inquietudes muy diferentes. Aquí el relato incluye los mismos vastos e ignotos grandes espacios de la alta burguesía, y también obtiene respuestas del confrontamiento entre la convivencia, casi siempre imposible, de lo aristocrático como tapadera perfecta de bajos instintos y sentimientos reprimidos y represores. Pero no hay mucha conexión entre el perplejo Gep Gambardella y la, por así decirlo, "asumida" Emma Tancredi, casi un objeto de origen desconocido y cuya fisonomía, tan poco italiana, parece anunciar su posterior desubicación a raíz de una inesperada aventura amorosa. Lo que Guadagnino parece esforzarse en poner de relieve es el triunfo imposible de la persona frente a la institución, de los sentimientos desatados ante una estabilidad económica que es incapaz de aportar sentido a una existencia que se sepa sensible. Es cierto que quizá, para lo que cuenta, le sobren algunos minutos (especialmente en el alargado tramo final), pero merece la pena regocijarse en la maravillosa interpretación de Tilda Swinton, una presencia que todos buscan sin querer realmente encontrar y que parece hacerse más liviana a medida de su descubrimiento personal. Aparte de un trabajo de fotografía notable a cargo del francés Yorick Le Saux, que afilaría aún más al año siguiente en la soberbia CARLOS; y no me gustaría olvidarme de la impresionante partitura de John Adams, un músico que particularmente me encanta y que siempre es un acontecimiento reencontrar.
En resumen, un film que cobra actualidad en estos días y que, precisamente por ello, podría considerarse punta de lanza de esta nuova rinascita.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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