martes, 1 de abril de 2014

Muros y desvergüenzas



Otra estupenda película perdida en el cajón desastre de los oscar, esta vez en la infame sección "de habla no inglesa", pero... ¿qué pintaba (y esta vez no es un recurso indignado-arponero) esta película de origen palestino con una muy inteligente manera de criticar a Israel en su desconcertante premisa interior? Lo vimos ya en aquella magnífica película que era PARADISE NOW, aunque debo reconocer que Hany Abu-Assad ha sabido recomponer su discurso tras la decepción que fue THE COURIER, su inefable paso por la producción norteamericana. OMAR es una historia de amor en la Cisjordania ocupada que rápidamente da paso a otra cosa, a una certera crónica de las dificultades de llevar una vida normal, a registrar los abusos sufridos por una población condenada a no tener un territorio propio. Tras su exitoso paso por Cannes y Valladolid, me atrevo a afirmar que Hollywood no ha debido entender con exactitud el alma de este film, ni qué instrumento le sirve para llevar a cabo su denuncia. En lugar de la típica historia de buenos y malos, Abu-Assad opta por pegar su cámara al actor Adam Bakri (de nacionalidad israelí) y zarandearlo por unas abigarradas calles, perseguido, detenido, torturado, traicionado, usado como cebo y, finalmente, incapaz de confiar absolutamente en nadie. No es OMAR un film al uso, sino que se sirve de las constantes del cine tan mal denominado "político" para hacer despegar su propio espíritu, un ritmo interno y que se acelera o refrena según el clima pretendido. Insisto en que nadie ha podido entender su mensaje para incluirla en toda una alfombra roja, y si no me creen véanla y a ver qué les parece su sorprendente final.
Muy recomendable.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!