viernes, 26 de abril de 2013
Cuando el tiempo late
Se acerca el final de este extenso y heterodoxo repaso (paseo más bien) al western, sus resortes, vericuetos y extrañamientos. Y al hilo de esto último, no podía yo olvidarme de un film absolutamente excepcional, uno de los diez mejores westerns que he visto jamás (y esta afirmación no es descabellada), por su tremenda valentía y por el soplo de aire fresco que insufló al género desde el sitio más complicado para hacerlo: la contemporaneidad. LONELY ARE THE BRAVE sólo sufre un pequeño desfase de unos diez años, ya que su emocionante historia transcurre en 1953 y fue rodada en 1962. David Miller, director de segunda fila y amplia trayectoria (su debut fue en 1941 y fue el responsable de AMOR EN CONSERVA, de los hermanos Marx), adelantó una manera de rodar que luego daría lugar a un subgénero que ha ido perfeccionándose hasta nuestros días. Abaratando costes, pero sin renunciar a intérpretes de calidad, Miller puso en imágenes una estremecedora y oscurísima novela de Edward Abbey (si no la han leído, están perdiendo el tiempo leyendo esto), apoyado en el tremebundo guion de Dalton Trumbo y un puñado de actores simplemente soberbios. El arranque ya es antológico: Jack Burns es un vaquero que se despierta tras pasar la noche al raso junto a su caballo; apaga los restos de una débil fogata y mira al cielo, donde se ve un avión... En apenas un par de imágenes, ya estamos en órbita. Burns es un personaje desubicado, fuera del tiempo que le ha tocado vivir; pero no sólo por seguir siendo un vaquero a caballo, sino por mantener intacto un código de conducta que implica un sentido del honor y de la honestidad que se ha perdido por completo. Burns irá a ayudar a un viejo amigo a salir de la cárcel, donde está arrestado por pasar inmigrantes ilegales por la frontera, y como no se le ocurre otra cosa, irá él mismo a la cárcel; sin embargo, lo único que conseguirá es ser perseguido tras fugarse, y lo que empieza como una aventura más irá tornándose cada vez más desesperanzador para un vaquero que habrá de vérselas con un sheriff demasiado obstinado (y tan honesto como él) y, en una de las mejores secuencias del film, hasta con un helicóptero. Los actores, ya digo, están sobresalientes, especialmente un conmovedor Kirk Douglas, que borda su papel protagonista; pero por ahí estaban una jovencísima y estupenda Gena Rowlands y Walter Matthau en un papel lleno de detalles y contradicciones. Una película absolutamente inolvidable, por la que no pasan los años y que contiene uno de los finales más hermosos de la historia del cine. Sí, yo lloré como una magdalena, y eso ocurre muy poquitas veces, así que no digo más...
Saludos solitarios.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
6 comentarios:
Jack Burns es mi héroe:
http://safarinocturno.blogspot.com.es/2009/11/los-valientes-andan-solos.html
y
http://safarinocturno.blogspot.com.es/2010/03/memez-cinematografica.html.
Las dos de abajo son entretenidas (una en plan dramático; la otra en plan comedia con final agridulce).
Un saludo.
No hay nada que perdonar...cada uno pasa cuando quiere o puede ;-)
Está claro que no había leído tu estupendo comentario sobre esta infravalorada película, aunque "olvidada" sea un término más ajustado. El final es tremebundo, de una valentía y una sensibilidad fuera de toda duda. Peliculón!! Y es verdad que he pasado por alto a Jerry Goldsmith, con lo que a mí me gusta... Me hago mayor...
Consuélate pensando que no solo te pasa a ti...
Yo ya soy mayor.
Pasa buen fin de semana.
Los dos sois mayores, pero yo lo soy más. Yo siempre más.
Gran película, sin duda.
Ya, pero yo cumplo años en dos semanas... ¡pero sigo siendo treintañero!...
No hay quien dé más. Yo la veré ahora, creo que por primera vez, a los tirititantos. "Nuevo México 1953. Jack Burns, un vaquero amante de la libertad, de los horizontes sin vallas y de la vida natural, llega a lomos de su caballo Whisky al pueblo de Duke City: le mueve el deseo..." Leo y copio de esta que me esperaba para estos días de rocío a la doma vaquera... y ya ni me acordaba del peregrinaje vaquero pendiente.
Día más día menos, todos los santos tienen novenas. Felicidades, treintañero. Ya, ya rezarás a los cuatro angelitos de la cama x10. Que si molestan que se les dice, y se van volando. Además de verdad, sin duda. Rdos. y saludos.
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