jueves, 25 de abril de 2013

El silencio de un hombre



Sólo dos años antes de su éxito mundial junto a Robert Redford, Paul Newman actuó en otro western de muy diferente calado. En HOMBRE, del interesantísimo Martin Ritt, Newman daba vida a un personaje absolutamente distanciado de lo que Hollywood suele tenerle reservado a una estrella de su calibre, un lacónico y ultrapráctico hombre blanco que fue adoptado y criado por apaches y que siempre ha vivido con la libertad como única norma. Pero, sin llevarnos a engaño, ya que esto no es más que el punto de arranque, Ritt adapta fielmente la novela de Elmore Leonard junto a sus guionistas habituales, Irving Ravetch y Harriet Frank, el mismo equipo con el que Newman rodó, cuatro años antes, otro western, HUD. Así, y pese a que el dilema racial flota en el opresivo ambiente del cochambroso pueblo al que este "Hombre" es literalmente arrastrado por su único amigo no indio, un mexicano llamado Méndez, que le hace llegar la notificación de un pariente lejano que le ha dejado en herencia un pequeño motel. Una vez convertido en John Russell, cerrará el establecimiento para venderlo, literalmente, por unos cuantos caballos; sin embargo, esto provocará que todos los habitantes del motel tendrán que irse, unos de mejor gana que otros. A partir de ahí, el penoso viaje en diligencia iniciará un plano narrativo totalmente diferente, y lo que intuíamos como un sólido drama racial es reciclado en un estupendo western con un contenido sentido de la acción y un componente psicológico y moral difícilmente comparable. Pero sobre todo, HOMBRE es una película de actores, donde cada personaje tiene bien tasado su tiempo y cuyas imágenes desprenden la misma desazón de un Peckinpah aún más enfurruñado si cabe. Un título muy olvidado y que regenera la figura de un director absolutamente reivindicable, un todoterreno de gran compromiso y que en cada trabajo intentaba dar cuenta del difícil camino hacia la dignidad; un tema que está implícito en cada fotograma de esta magnífica película.
Saludos a los hombres y mujeres de buena voluntad.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Magistral. Una de mis películas favoritas.

dvd dijo...

Y muy olvidada...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!