sábado, 21 de octubre de 2023

Aquellas pequeñas aventuras


 

Si pretendes hacer una cosa determinada, y lo consigues, no eres pretencioso, sólo has tenido éxito con lo que te has propuesto. HONEY, I SHRUNK THE KIDS es, ni más ni menos, un producto Disney para toda la familia... pero vayamos con los matices. 1989, un año demasiado ochentero para los noventa y viceversa; tienes a Rick Moranis haciendo lo suyo, el tipo despistado, un poco bobo, aquí un torpe aspirante a inventr de cosas absurdas; pero en realidad, lo que quieres hacer es una gran aventura para los jóvenes, a los que das el protagonismo ¿El matiz? Aparte de tener algunos de los stop motions más logrados de aquella época (busquen quién es Joe Johnston), el desarrollo no toma al espectador, por joven que sea, por tonto, y todas las situaciones pueden tener consecuencias letales, no como hoy día, con ese blanqueamiento imbecilista en producciones similares. Una casualidad (una pelota de béisbol) hace que la inútil máquina ideada por el pseudo-profesor Szalinski funcione, con la mala pata de encoger hasta unos pocos milímetros a sus dos hijos y los chavales del vecino, que de repente se encuentran con la insalvable odisea de cruzar el jardín de su casa. Abejas, hormigas y escorpiones gigantes, ríos de pis de perro o florecitas como edificios, serán algunos de los obstáculos que habrán de vencer para llegar hasta su casa y encontrar una solución. Es sumamente entretenida, como lo solían ser las películas durante aquella época, y aún hoy día se ve sin mayores agobios, y puede que a las nuevas generaciones les mole ver algo tan orgánico, para variar...
Recomendable.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!